Textos

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Nieves Beloki Ros

Julio de 2014

Son tiempos interesantes para vivir, sin duda, no en el plano individual e íntimo que está lleno de zozobra, pero sí en el plano general de la experiencia humana. Huérfanos de referentes en ética, filosofía, política y pensamiento, nos vemos irremediablemente deparados a revisitar el pasado, con la responsabilidad de mantener vivas llamas de humanismo y cordura. El individualismo cultivado con mimo por el establishment, se aúna con el consumo exacerbado de bienes, ideas, recursos, líderes…, todo ello aderezado con el poder de la técnica y la imagen. Nunca se ha impuesto la imagen y la tecnologfa con tanta fuerza en nuestro universo estético, cotidiano, político e histórico. Nunca se han mostrado tantas verdades tan crudas; nunca, sin embargo, se nos ha mentido tanto solicitando nuestra credulidad.

Estamos inmersos en una contienda en la que el poder de la tecnología y la imagen construyen la realidad. Walter Benjamín, referente necesario, ya en su análisis de la Gran Guerra apuntaba “la disparidad flagrante entre los medios gigantescos de la técnica y el ínfimo trabajo de elucidación moral del que son objeto”. Subsistimos en una contienda en la que nos cuesta reconocer por qué estarnos ahí, cuál es nuestro papel, incluso cuál es nuestro bando.

Es un tiempo atroz, indudablemente, pero un interesante capítulo de la historia de la humanidad si uno es capaz de situarse en la exclusiva posición de observador. En este contexto cabe preguntarse qué papel juega el Arte, si no corre el riesgo de convertirse en un artefacto de esta caótica estructura. en una gominola más para ser engullida con voracidad infantil. Volviendo a los referentes Goethe apuntaba: “El Arte es el medio más seguro de aislarse del mundo así como de penetrar en él”.

Cada artista penetra en el mundo con las armas que le son propias. Juan Moreno se sirve de la coherencia como instrumento de indagación en su proceso creativo. Y no es casual que su recurso principal sea la Sección Áurea o Divina Proporción. Armonía como respuesta al caos. Y hablo de coherencia porque, alejado de cualquier artificio o canto de sirena, Juan lleva profundizando más de diez años en el potencial plástico y las múltiples versiones del proyecto Fragmentaciones.

A él le gusta proponer un acercamiento a su pintura en clave de juego. Yo me atrevo a añadir que es un juego de dualidades. El blanco y negro originarios de las obras de su primera exposición, abren paso al color como un juego natural, como la vida misma cuando se abre a nuevas experiencias. Podemos sumergimos en Fragmentaciones desde la abstracción geométrica hasta el subjetivo mundo de las sensaciones. desde el cálculo a la intuición, el volumen y el vacío, el control y el fluir, el calor y el frío, el sonido y el silencio. Sin dejar de percibir subconscientemente que todo está en orden, todo está en paz y responde a una proporción armónica.

Si nos atrevemos a jugar, las dicotomías que aparentemente expone en Fragmentaciones 2.0 se nos presentarán como las dos caras de una realidad integradora y dinámica. Queda espacio para la convivencia.

Juan dedica su proyecto a los que sufren en el mundo. Fragmentaciones 2. O está dedicada a todos los seres.

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Félix Ortega

Noviembre de 2004
Nos adentramos en el siglo XXI con la cabeza vuelta hacia el XX. Los problemas y conflictos del tiempo anterior se han transformado en otros no menos graves.

El siglo XX lo podríamos definir como un emocionante y sangriento error, las ideas quedan frustradas e impedidas desde su misma puesta en práctica.

Cuando Malevitch pinta su cuadro negro sobre blanco, derrumba la pesada puerta de la tradición clásica y comienza el apasionante y corto viaje de la nueva estética y las nuevas ideas, radical y constructiva, útil y transformadora. Un intento frustrado que nos ha dejado una inevitable influencia, nunca se puede volver atrás, el tiempo se sucede a sí mismo implacablemente.

Los padres del pensamiento moderno han muerto todos hace mucho, ahora nos toca administrar su herencia y es inevitable un sentimiento de incómoda responsabilidad y soledad a la vez “ya somos huérfanos” quizás para siempre.
Pero estamos aquí y ahora, y es inevitable seguir especulando y buscar a través de la creación un sentido a nuestro confuso tiempo individual y colectivo.

El arte y el pensamiento no pueden cambiar el mundo, pero puede ser una buena herramienta para construir delimitados espacios donde poder sentirse protegido. Y desde ese imaginario e inventado lugar, invitar a participar a otros en la búsqueda de nuevos proyectos que mejoren nuestra desorientada situación.

El trabajo de Juan, a mi entender, parte de una intención inteligente de reflexionar a través de una matemática básica, sobre las posibilidades de un cuerpo físico abstracto “el cubo” en su fragmentación áurea. Se desprende de su trabajo, un interés por ordenar y delimitar el espacio y convertirlo en arquitectura visual donde habitar en tensos y emocionantes silencios.

El jardín de “caracolas áureas” que nos ofrece Juan, no tiene referencias aparentes de la naturaleza, pero su trabajo en cambio es una sutil reflexión sobre proporciones físicas constantes y permanentes en cada diseño del mundo natural.

La fragmentación de un cubo, ha dado lugar a esta selección de imágenes para formar una unidad visual compacta, simple y exacta. La radicalidad del blanco y negro acentúa la tensión del conjunto y la mente se pasea de un fragmento a otro en un silencioso recorrido que nos invita a la reflexión de conceptos-sensaciones especiales llenas de sugerencias constructivas y sonoras de exquisita simplicidad.

Este jardín matemático y visual que nos ofrece Juan en esta exposición es un buen lugar para pasear en silencio, y si se presta la suficiente atención será posible “oír el mar” a través de estas caracolas áureas.

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Fernando F. Garayoa

 

Diario de Noticias, 13 de octubre de 2014

 

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Paula Echeverría

Diario de Noticias, 19 de febrero de 2007

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Iñaki Arzoz

Mugalari, febrero de 2007

BLANCO DESPLIEGUE

PINTURA
JUAN MORENO
GALERIA PINTZEL, IRUÑEA
HASTA EL 23 DE FEBRERO

Junto a la exposición “Calignometrías” de Koldo Sebastián expone Juan Moreno (1974), artista joven de trayectoria breve pero coherente. Fruto de la casualidad o de una feliz sincronía, el hecho es que la coincidencia de dos generaciones de artistas geométricos de Iruñea en la misma galería -tan afines en su estética genérica como diferentes en sus vías experimentales- demuestran la continuidad y la vigencia de cierta visión del arte que tuvo su momento de esplendor vanguardista y que, tras la escolástica minimalista, pareció declinar definitivamente.

Juan Moreno pretende demostrar con esta selección de su ‘obra de cámara’ precozmente madura y tan rigurosa y callada como el piano de Mompou, que el formalismo abstracto todavía es una vía despejada, capaz de provocar delicadas emociones plásticas, que merece la pena seguir explorando.
Utilizando pequeños formatos y materiales humildes como el cartón, el papel o la madera pintados con óleo blanco, nos sumerge en un universo silencioso de leves bajorrelieves rítmicos que desde las dos dimensiones, a través de una estratégica disposición de los materiales o de cortes y pliegues, parecen aspirar al volumen, a una escultura tentativa.

En este sentido, aunque apenas perceptible, un factor imprescindible para su trabajo espacial es la presencia sutil de la luz que proyectando tenues y cambiantes sombras enriquece las líneas claras de sus formas e introduce el tiempo en la lectura integral de cada pieza.

Así, el trabajo de Juan Moreno se muestra como el reducto de un espacio-tiempo condensado a través de frágiles estructuras, que “templadas” por una densa pincelada blanca, nos sugiere la meditativa pintura de un icono laico y abstracto.

No obstante, esta obra geométrica de calidad, aun estando guiada por una serena intuición, puede llegar a un callejón sin salida y a un bucle formalista, si carece de proyecto o de propósitos experimentales a largo plazo. Sin embargo, si no renuncia a enfrentarse a los retos radicales del arte contemporáneo -llámese nuevos materiales, tecnologías y espacios o mestizajes con otras disciplinas artísticas- su trabajo en una línea de prometedora ascensión, puede ir creciendo de manera natural.

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E. Alcalde

Diario de Noticias, 18 de diciembre de 2004